El reto de la inmersión
Un problema de trenes planteado en 1976: un tren sale de Madrid en dirección a Barcelona con una pancarta en la que se lee: "Esto es España y aquí se habla en español". Simultáneamente, otro tren sale de Barcelona con: "Això és Catalunya i aquí es parla en català". Van por la misma vía y llevan avanzando a paso de tortuga más de treinta años. La sentencia del Tribunal Supremo, secuela de la del Constitucional sobre el Estatut y precuela de otras sentencias que se avecinan (¿cuota de castellano en TV3?), prefigura un choque violento. El contexto es la doctrina neonacionalista española que tiene la desvergüenza de esconder la E y autodefinirse como nonacionalista. Se basa en una falsedad: en Catalunya se persigue el castellano. Algo que desmiente categóricamente el actual presidente de la Real Academia Española de la Lengua, José Manuel Blecua, aragonés con 40 años de residencia en Catalunya. La inmersión lingüística del sistema educativo catalán lleva más de tres décadas garantizando el dominio del castellano a todos los alumnos e intenta hacer lo propio con la catalana, sin acabar de conseguirlo, tal como esta tarde demostraré. Tras tres décadas de inmersión, los únicos ciudadanos monolingües de Catalunya (incluidos los inmigrantes extracomunitarios) son castellanohablantes (o hablantes de francés en la Catalunya que no paga impuestos a España). Las consecuencias inmediatas de transformar el castellano en lengua vehicular no serían un mayor conocimiento del español, sino que retrocedería aún más el conocimiento del catalán en Catalunya. Este es el objetivo real de la ofensiva n(e)onacionalista española. La diferencia de medios (económicos y de comunicación) de que disponen ambas lenguas es tan abismal que las reivindicaciones atendidas por el Tribunal Supremo son comparables a las de los controladores aéreos. El n(e)onacionalismo español es tan reacio a la pluralidad lingüística que a los unos los militarizan y a los otros les da la razón el Supremo. Tres denuncias para estudiar en castellano en Catalunya son atendidas mientras casi cien mil denuncias para estudiar en valenciano en Valencia son desatendidas. El objetivo del n(e)onacionalismo español es la supremacía de una sola lengua, una sola nación y un solo pensamiento. El resto molesta. Molestamos.Yo soy fruto de una drástica inmersión lingüística en castellano. Formo parte de la última generación que no estudió ni un minuto de (ni en) catalán. Ni una optativa. Ni una extraescolar. A pesar de esa inmersión salvaje, amo la lengua castellana con pasión promiscua y he transformado mi catalán materno, excluido totalmente de mi educación, en una lengua literaria hasta el punto de ganarme la vida con ella en el libre mercado. Es tan fatigoso discutir sobre el sexo de los ángeles que he decidido pasar a la acción lanzando un reto verbal. Hoy, a partir de las 5 de la tarde y hasta que el cuerpo aguante, estaré en el primer piso de la Fnac El Triangle (Catalunya) para enfrentarme a quienes quieran jugar conmigo y contra mí. Oriol Comas, coautor de los 50 juegos reunidos on palabras que componen Verbàlia, el joc (Devir), dará tanda e irá explicando a los candidatos las tres modalidades verbívoras a las que jugaremos. Y todos tendrán la posibilidad de batirme (o no) en menos de tres minutos. Reto a esos jóvenes n(e)onacionalistas que han sido obligados a estudiar en catalán por un sistema educativo diseñado y aplicado con criterios democráticos. A ver si son capaces de doblegar a alguien que no recibió ni un minuto de clase en su lengua.
Màrius Serra. La Vanguardia. Dimarts, 28 de desembre de 2010
2 comentaris:
M'encanta en Màrius...
gràcies, Màrius...
Publica un comentari a l'entrada